Casa de Kassandra (Aldea Ost-In-Edhil - Elfos del bosque)

Me acerqué a Promus para hablarle sin que me oyeran. - Promus, quiero ir contigo a recuperar el cuerpo... por favor. Necesito verlo. tendréis que llevar un carro, así que no habrá problema con que tenga que cabalgar, no?.- Le miré, con ojos suplicantes.

La miró entristecido, qué podía hacer? no era seguro para ella...

- Y si nos descubren los bandidos? si tenemos que luchar contra ellos? es muy peligroso Kassandra y yo debo cuidar de tí, se lo debo a Eleher.... -

Me entristecí, las lagrimas amenazaban con brotar de mis ojos. Con los ojos encharcados en lágrimas le supliqué. -Por favor, Promus... es lo único que me queda... te prometo que tendré cuidado. Llevaré mis armas por si nos atacan... sabes que puedo defenderme... por favor... dejame ir contigo.

- Sé que puedes defenderte pero ahora.... - miró su tripa. - embarazada? - sus lágrimas le conmovían, sabía que sufría por Eleher y.... - bueno pero debes prometerme una cosa, que no te moverás del carro, si lo haces no volveré a confiar en tí y no podrás volver a pedirme ningún favor, aceptas? -

Respiré, aliviada. - Gracias Promus... te lo prometo. No abandonaré el carro.

El rey Argon había buscado sin decanso y tenía una buena pista sobre lo que buscaba tan desesperadamente y por fin dio con ello en un pueblecito cercano a Ost-In-Edhil, el grupo de feriantes que buscaba llevaba unos días allí instalados y no tardarían en marcharse de nuevo. Unos de sus lacayos hizo unas averigüaciones y enseguida dio con la persona que buscaba.

- Buenos días, eres Zesman? - preguntó algo nervioso.



Zesman le miró extrañado, no creía conocer a este hombre que a las claras se veía que era alguien importante, por su vestimenta, su forma de hablar y estar y por supuesto por la corte que le seguía y le protegía.

- Sí señor, yo soy Zesman, en qué puedo ayudarle? - una sonrisa asomó en los labios de Argon pero alguien les interrumpió.



- Zesman! - llamó en voz alta y enfadada. - vuelve dentro. - se quedó mirando a Argon y este le devolvió la mirada con una sonrisa.
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- Bien, pero tendrás que esperar a que se lo comunique a la reina y a la princesa y después tendremos que organizarlo todo para salir, es posible que no lo hagamos hasta que comience a anochecer, tendrás que tener paciencia mientras tanto de acuerdo? - la miró resignado. - además, la noche será una aliada, por qué no vas preparando tus cosas? -

- Muy bien. Estaré en mi habitación, esperándote.- Partí hacia mi habitación para recoger mis pertenencias.

Zesman obedeció a su madre y volvió a entrar en el negocio que tenían en la feria dejándola a solas con ese hombre.

- Qué es lo que quiere Argon? - su tono de voz era de irritación.



Avergonzado agachó la mirada.

- Ilia, sé que es tarde para enmendar todo el daño que os he hecho y para hacerme cargo de mis responsabilidades. - la miró a los ojos. - pero me arrepiento y ahora quiero compesaros, es lo mínimo que puedo hacer. -



- No, no necesitamos nada de tí, hemos vivido todos estos años sin tu ayuda y ahora no la necesitamos y tampoco la queremos, así que márchate y déjanos en paz. - se dio la vuelta. - Zesman no sabe nada, déjale ser feliz como lo es ahora. - y se dispuso a marcharse.



- También es mi hijo. - le espetó casi en un grito lo que hizo que Ilia se detuviese en ese momento y se girase para mirarle. - y tengo todo el derecho a reclamarlo. -
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Promus se acercó a la reina y a la princesa para explicarles.

- Su majestad por favor no se preocupe, una expedición de la que yo iré a la cabeza hemos decidido verificar las noticias del lacayo, iremos a por ese cuerpo y verificaremos si se trata de Eleher o no, si es así lo traeremos de vuelta para darle el entierro que se merece. - dijo con pesar, quería llorar igual que la reina, Eleher había sido un gran amigo pero no podía venirse abajo en esos momentos.



- Gracias Promus.....te lo agradezco infinitamente....siempre tan fiel. - dijo sin dejar de llorar.



- Siento haber sido portador de tan malas noticias. - agachó la cabeza.



- Haced lo que tengáis que hacer cuanto antes y dejadnos descansar. - dijo enfurecida. - la reina y yo estaremos en nuestros aposentos, cuando regreséis no dudéis en avisarnos. - Promus y el lacayo asintieron mientras la princesa llevaba a la reina a su habitación.

Recogi todas mis cosas y me senté en la cama a esperar a Promus. Rezaba porque ese cuerpo que habían visto no fuera el de Eleher. No, el no podía estar muerto... sencillamente no podía. Me acaricié el ya bstante abltado vientre. -Hijo mio... te prmeto que encontraremos a tu padre. Te lo prometo.

Promus preparó el carro con todo lo que pudiese necesitar y ató a los caballos, después subió hasta la habitación de Kassandra, llamó a su puerta y esperó a que abriese.

Abrí la puerta, era Promus, tal y como esperaba.

- Estoy lista. Nos vamos ya?

- Sí es la hora, espero que lleves todo lo necesario, pero recuerda que no debes bajar del carro por ninguna circunstancia, si las cosas no saliesen bien debes huir con el carro sin pensártelo lo más rápidamente posible, lo entiendes? prométemelo o no nos iremos de aquí. -