Casa de Kassandra (Aldea Ost-In-Edhil - Elfos del bosque)

Salió de la cocina.

- Así que estás aquí... - miró a Garady y a Promus. - dejadnos solos. - se marcharon al momento y él se sentó con ella en la mesa. - creo que tenemos que hablar de otra forma, quizás no me has entendido. -

Estaba en mi casa. Ahora no le dejaría que me llevase de allí. - Que es lo que no he entendido, Eleher? Acaso hay alguna otra manera de entender lo que me has hecho?

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Me voy a la camita... mañana más.

Ta mañanicaaaa!!!!!

- Crees que eres libre? que puedes hacer lo que te de la gana? - suspiró. - tienes que acatar unas leyes para la convivencia, todo ser humano tiene que hacerlo, no puedes matar a la gente porque sí verdad? pues aquí hay leyes, las nuestras y tienes que acatarlas, lo entiendes? -

- Y cuales son esas leyes, Eleher? Te autorizan a retenerme en contra de mi voluntad y hacer conmigo lo que quieras? Y si no lo hago que me pasará? Me encerrarás en una mazmorra como a los criminales? Serías capaz de hacerme eso, Eleher?.- Le pregunté... aunque sabía la respuesta. Seguramente sería capaz de todo con tal de salirse con la suya.

Sí, te encerraría, no, te encerraré, pensó.

Suspiró.

- Yo....iba a hablarles a mis padres de tí, de nosotros y de nuestro hijo, iba a luchar por tí, hubiese renunciado a todo por estar contigo hasta anoche....hasta que te vi de su mano, sonriente y hasta que me afirmaste lo que tanto miedo me daba escuchar....que fuiste suya....ahí rompiste todo lo que puediese haber entre nosotros. - se levantó de la silla. - espero que si alguna vez conoces a alguien no le traiciones como has hecho conmigo y le seas fiel sólo por no poder esperarme. Guardias! - gritó y enseguida aparecieron cuatro de ellos. - llevadla a palacio! - se marchó sin decirle nada más, los guardias la maniataron encerrándola en un carrocon barrotes. Cuando llegaron al palacio la dejaron en una celda húmeda y oscura sin nada más que el vestido que llevaba puesto, la informaron de que en breve la visitarían los reyes y la dejaron sola.

Así que aquí estaba, sola, encerrada en una húmeda mazmorrar sin más luz que la que se colaba por la pequeña claraboya que había en la parte superior, esperando a que vinieran a verme los reyes... y Estefian... si, sabía que ella vendría, a humillarme más, si eso era aún posible. Me senté en el pequeño camastro que había en una de las esquinas de la pequeña y húmeda mazmorra. El frío se colaba por mis huesos... es que ya ni siquiera la importaba que pudiera enfermar y perder a su hijo. Tanto me odiaba que le daba igual si vivía o moría. Y Zesman... donde estaría? Sabía que Garady le diría lo que había pasado... si, tratarían de ayudarme. Garady no se iba a quedar impasible sabíendo que me habían llevado a la fuerza... y Promus tampoco... o eso quería creer. Era la única esperanza a la que podía aferrarme despues de todo esto. Despues de comprobar por fin que todo había sido una mentira, una treta, desde el principio... que eleher nunca me había amado y nunca me amaria. Me eche a llorar, desconsolada... por qué no podía dejar de amarle? aún a pesar de todo esto?

No fueron los reyes los que aparecieron sino Eleher, cerraron la puerta cuando él pasó y se agachó al lado de Kassandra para hablar con ella, ahora algo más tranquilo.

- Estás más tranquila? crees que podremos hablar como personas civilizadas? - le preguntó lo más tranquilo que pudo.

- Las personas civilizadas no encierran a las otras en las mazmorras sin haber cometido un crimen.- Le dije, sollozando y temblando de frío.

- Tú has cometido un delito contra la corona, te escapastes de una habitación para personas civilizadas y ahora te correspondía esta. - dijo señalando la celda. - pero no voy a dejarte aquí, sólo quería que recapacitases, lo has hecho? -

- No lo se... no me has dicho sobre qué debo recapacitar. Acaso es sobre "jamás lleves la contraria al príncipe Eleher o arderás en el infierno"?. En ese caso si, he recapacitado. Si sigo aquí moriré de frío... junto que tu hijo... si yo no te importo... por lo menos hazlo por él.

- Sobre lo que te he dicho. - suspiró y se puso en pie. - te estoy ofreciendo un trabajo digno, un techo, un cobijo y una familia y estabilidad para nuestro hijo, tan malo te parece? - dijo volviéndose hacia ella.

- Todo eso ya lo tenía... tenía un trabajo, un techo, un cobijo... y dignidad... algo que tú me has quitado. Haré lo que tu quieras, por que no me dejas otra opción... y porque la única manera de salir de aquí y sobrevivir es doblegándome a tu voluntad y acabando con la poca dignidad que me quedaba. Así que esto es lo que prefieres, verme humillada, doblegada, infeliz sufriendo los tratos a los que me someterá tu querida mujer... todo con tal de hacer tu voluntad? Pues está bien, acepto. Si es la única manera de sobrevivir, acepto. Ahora por favor, muéstrame mi habitación... y márchate.- Le dije, entre sollozos. Había destrozado mi vida y yo seguía amandolo como una tonta... como podía ser tan estúpida?

- Me alegra mucho que hayas recapacitado, es lo mejor para todos de verdad y con el tiempo me lo agradecerás. - la cogió del brazo para que se levantase. - Estefian no te va a humillar y nadie te ha quitado tu dignidad. - llamó a los carceleros para que les abriesen la puerta. - te llevaré a tu habitación y no cerraré con llave, confío en que no saldrás huyendo de nuevo. -

- Por qué me haces esto Eleher? Por qué me odias?.- Le pregunté, mientras abrían los guardias.

- Yo no te odio Kassandra. - la miró. - por qué no dejas de pensar que eres la única que lo está pasando mal? por qué no te pones en mi situación por un segundo? - la guió por unas estrechas escaleras que rodeaban un torreón y llegaron a su habitación, abrió la puerta y le dio un suave empujón para que entrase, el se quedó fuera sin cerrar aún la puerta.

- Y cal es tu situación? Tu estás en tu casa, con tu familia, que te quiere, con la mujer a la que amas y que te ama... y yo... yo estoy aquí, sola. Con gente que me odia, y a la que tengo que respetar por su estatus social, y para la que tendré que trabajar y aguantar cualquier daño o castigo que quiera infligirme. Lo siento, pero no soy capaz de ver que hay de malo en tu situación. Acaso te has parado tu a pensar en la mia? Te has parado a pensar en mi en algún momento?

- Quién te ha demostrado odio? aún no conoces a mis padres ni a Estefian, te llevas bien con Crisis y Promus que viven aquí, qué daño o castigo te han inflingido? - se dio la vuelta pero se detuvo y volvió a mirarla. - y tú? pensaste en mí cuando te tiraste a ese feriante? - le preguntó con todo la rabia que tenía acumulada.

- Si conozco a Estefian, te recuerdo que vino a mi casa a amenazarme, aunque tú no quieras creerme. A Crisis también le conozco, fue el que hace dos días intentó besarme en el bosque y me dijo cuanto os amábais Estefian y tu. Y si, para que lo sepas, pensé en tí... traté de detenerle... pero no pude... y creemé, nunca me he arrepentido más de algo. Pero me imagino que te dará igual... o no me creerás... y sinceramente, ya no me importa, creo que ya no puedes hacerme más daño.- Le dije, dándome la vuelta.

- Mis padres vendrán en un momento, espero que les trates con el respeto que se merecen. - se marchó y cerró la puerta tras él.

Y ahora que? Que haría? Tenía que vivir con gente que me odiaba, obligada a servir a personas que no conocía... y todo por él... por algo que no comprendía. No encontraba el por qué... y solo esperaba poder salir de allí lo antes posible. Tendría que encontrar a Promus. Me senté en la cama, agotada... de momento no podía hacer nada más.

Llamaron a la puerta y pasaron sin esperar una invitación. El rey Argon y la reina Arxin, entraron majestuosos en la habitación.



- Hola pequeña! - dijo sin demasiados aires de gradeza. - supongo que sabrás quienes somos verdad? -

- Si, señor.- Dije, haciendo una elegante reverencia. - Ustedes son los reyes. Mis respetos.

- Te vimos un poco....cómo decirlo? nerviosa? cuando Eleher nos presentó. -



- Cariño, es normal, nunca ha estado frente a unos reyes, debió impresionarle y seguro que se puso nerviosa, verdad querida? - le dedicó una dulce sonrisa. - venimos para hablar sobre tus nuevas tareas. -

- Si, claro... estaba impresionada. Diganme, cuales son mis tareas de ahora en adelante?.- Dije, con la cabeza baja, como recordaba que hablaban los sirvientes cuando yo vivía en palacio.

- Eso lo hablarás con mi esposa y quizás con la princesa Estefian después, yo sólo venía a conocerte y a desearte una buena estancia en nuestro palacio, vivirás bien, te trataremos como a una más. - miró a su esposa y besó su mano. - cariño nos vemos luego. - hizo un saludo a Kassandra con la cabeza y se marchó.



Se sentó en una silla frente a ella.

- Bien pequeña y dime cómo estás? Eleher nos dijo que también estás embarazada, eso es una magnífica noticia, compartirás muchas cosas con la princesa y os llevaréis muy bien, estoy segura. - sonrió.