Casa de Aileen (Valle Kilmartin - Clan McCallum)

- Aileen déjame pasar......- y me miró…

Yo quedé hipnotizada por esa mirada y mi corazón comenzó a galopar alocadamente, no esperaba que me pidiese eso y no sabía qué decirle.



- Yo...... – Ian debió ver mi indecisión, puso una mano en la puerta y la abrió haciéndome retroceder, después pasó y cerró tras él.

Ian me atrapó entre la pared y su cuerpo, estaba caliente y duro, pude sentir su sexo cerca del mío impaciente. Me cogió la cara con las dos manos y comenzó a acariciarme las mejillas con sus pulgares hasta la comisura de los labios. Mis manos temblorosas se movieron sin apenas darme cuenta hasta sus caderas, no aparté los ojos de su hambrienta mirada en ningún momento, sus ojos se habían oscurecido por el deseo que yo notaba crecer en su cuerpo. Se acercó lentamente a mis labios, dándome tiempo para alejarme si ese era mi deseo, lo cual no hice en ningún momento, deseaba que me besase. Con sus manos inclinó mi cabeza hacia él para poder tener un mejor acceso a mi boca. Y se apoderó de mis labios, primero fue un beso tierno, delicado y rápido, después me miró a los ojos que yo había cerrado, al notar que se había alejado de mí, los abrí y pude verle mirándome, debió ver el deseo en mis ojos porque volvió a apoderarse de mi boca sin apenas darme cuenta de su acercamiento. Me besó y mordió levemente el labio inferior, después perfiló el contorno con la punta de su lengua y los lamió para abrirse paso con ella hasta el interior de mi boca. No fue una intrusión brusca, abrí mi boca poco a poco para dejarle entrar y él lo hizo lentamente, golpeando mi lengua para que lo acompañase, así lo hice y ambas se entrelazaron en un sensual baile húmedo. Sin ser consciente de lo que hacía, subí mis brazos hasta su cuello, mi cuerpo se había pegado más al suyo y mis manos jugaban con su pelo. Él me abrazó fuerte para sentir mejor nuestros cuerpos y el beso se hizo más exigente. Ya no teníamos bastante con nuestras bocas entrelazadas, Ian me lo demostró cuando comenzó a acariciarme la espalda y su boca bajó por mi barbilla hasta mi cuello. Yo había perdido la noción del tiempo y mi mente no era capaz de razonar, tampoco me importaba, esto era lo más dulce que jamás había sentido. Ian comenzó a descender hasta la cima de mi pecho que apenas asomaba por el escote del vestido, involuntariamente mi cuerpo se tensó, ningún hombre había llegado tan lejos, nunca antes había deseado que lo hicieran, Ian debió notarlo porque separó sus labios de mi piel, dejándome ardiendo sin su contacto, me miró a los ojos y me dijo con la voz ronca por el deseo:



- Te deseo Aileen, déjame disfrutar de ti, te prometo que tú también disfrutarás.-

¿Cómo podía negarme? Volvió a besarme ferozmente y mi resistencia se hizo añicos. Ian movió su mano derecha por mi espalda hasta llegar justo debajo de mi pecho y se entretuvo rozándolo hasta que mi cuerpo reaccionó arqueándose, deseaba que me acariciase el pecho, debió notar mi deseo porque ahuecó la mano y sostuvo mi pecho que comenzó a acariciar por encima del vestido lentamente, torturándome. Decidió bajar mi escote y dejar mi pecho al descubierto, con el pulgar comenzó a torturar el pezón que enseguida se irguió, acercó su boca y comenzó la más deliciosas de las torturas, lamiendo, chupando, rozándolo con los dientes, sólo pude echar mi cabeza hacia atrás y disfrutar de ese maravilloso momento mientras con mis manos me apoyaba en sus anchos hombros.

Mientras, su otra mano se deslizó hasta mi muslo, me levantó el vestido y se coló dentro, comenzó a acariciarlo mientras subía hasta mi nalga que primero acarició suavemente y después agarró con fuerza. Su boca abandonó mi pecho y se deslizó por mi vientre agachándose hasta ponerse de rodillas, su otra mano se adentró también bajo mi vestido y se deshizo de mis braguitas, subió el vestido hasta dejar expuesto a su vista mi sexo palpitante por el deseo, sus labios comenzaron a dejar un reguero de besos abrasadores por mis muslos, ascendiendo por la parte interna hasta que con mi voz estrangulada:




- Ian.... qué vas a hac.... Oh!-

No me dio tregua y atacó directamente lamiendo el centro de mis palpitaciones, yo creí morir, mis piernas flaquearon pero Ian me sujetaba con sus manos en mis caderas y contra la pared, cuando pensé que no podía sentir mayor placer, estallé y llegué al clímax gimiendo, sin miedo a que alguien pudiese oírme, en ese momento no podía pensar en nada más que no fuese el gozo que sentía. Ian se levantó y me dijo al oído casi en un susurro:



- Me encanta tu sabor y tu olor, me excita y me vuelve loco.-

Entonces se apoderó de mi boca con la suya que aún tenía mi sabor. Levantó mi vestido y bajó su mano para separar mis muslos, levantó su kilt y se colocó entre mis piernas haciendo que las separase aún más, la punta de su sexo apretaba caliente la entrada del mío, entonces con el corazón galopando en la garganta le dije:



- Espera.... lo… lo siento pero… nunca… nunca he estado con ningún hombre, así, tan….. íntimamente….-

Yo me moría de vergüenza al haberle confesado eso. Ian se quedó sorprendido, por la expresión que pude ver en su rostro y me preguntó:



- ¿Por qué no me lo has dicho antes? –



- Porque… quiero hacerlo y quiero que sea contigo…- dije con las mejillas sonrosadas y mirando hacia otro lado.

Con su mano en mi barbilla hizo que girase la cara para poder mirarlo.



- ¿Estás segura? Aún no es tarde, puedo parar si lo deseas.- no, no es cierto, si me dice que pare me volveré loco, no sé si podría hacerlo, la deseo, deseo poseerla y sentir que es sólo mía.



- No, no quiero que te detengas.- dije y pude notar cierto alivio en su rostro.



- Sabes que te dolerá un poco ¿verdad?-



- Sí, lo sé…. pero no me importa.-



- Entonces, déjame disfrutar de tu cuerpo desnudo y disfruta tú del mío. Prometo hacerte el menor daño posible, lo haré despacio para que puedas amoldarte a mí poco a poco.-

Y dicho esto, comenzó a besarme con voracidad, sin darme tiempo a pensar y a reaccionar cuando empezó a desabrocharme el vestido, su boca dibujaba un camino por mi piel según iba descendiendo el vestido, desde los labios, por el cuello a los hombros, entre los pechos, por mi vientre, un hormigueo recorría todo mi cuerpo y mi cabeza daba vueltas, me hizo levantar una pierna y luego otra para quitarme el vestido por los pies mientras él besaba y lamía mis rodillas y mis piernas, quedé totalmente expuesta a su vista, cuando se levantó y se separó de mí, sólo lo suficiente para poder mirarme de arriba hasta abajo.



- Eres preciosa Aileen, tu cuerpo es tan suave y dulce que es una adicción para mí, quiero recorrerte entera con mis manos y mi boca y hundirme dentro de tí.-

Sus palabras consiguieron encenderme. Entonces se acercó a mi pecho y me lamió mientras con sus manos acariciaba cada curva y cada parte de mi cuerpo enviándome descargas de placer por todo el cuerpo. Me cogió en brazos, me acercó hasta la cama y me tumbó sobre ella.



- Creo que aquí estarás mejor….. por ahora.-

No sé como me atreví pero conseguí decirle con apenas un hilo de voz:



- Yo también quiero verte desnudo.-

Y con una sonrisa pícara en la cara me contestó:



- Entonces, desnúdame.-

Comencé a desabrocharle la camisa con las manos temblorosas y viendo mi nerviosismo, se compadeció de mí y me ayudó a desnudarle, primero la camisa, luego las botas y por último el kilt, tras lo cual me quedé sorprendida.



- No llevas nada debajo...- No era una pregunta - Y……. y creo que es demasiado grande.- los colores comenzaron a subir a mi cara imparables.

Él volvió a sonreír pícaramente.



- En cuanto a lo de la ropa, es mejor así ¿no crees? Sería una pérdida de tiempo de otra manera. Y no, no es demasiado grande, es perfecto para darte placer y te amoldarás perfectamente a mí, te lo prometo.-

Le creí, ¿cómo no hacerlo? Si su cuerpo estaba diseñado para dar placer, de eso estaba completamente segura, sólo verlo era ya una delicia y yo tenía la suerte de poder tocarlo y saborearlo. Acaricié suavemente su pecho duro como una roca, descendí hasta sus abdominales perfectamente delineados y en los que había una línea de vello que descendía hasta su verga totalmente erguida, no me atreví a seguir bajando y deslicé mis manos hasta su espalda, Ian se relajó y pude darme cuenta que había estado conteniendo la respiración. Cuando acaricié sus brazos fuertes y duros noté que ya no parecía tan tenso, entonces se tumbó encima de mí y sin embargo, apenas noté su peso, se apoyó en un brazo y con el otro empezó a acariciarme desde el hombro por todo el cuerpo mientras besaba dulcemente mi cuello, yo me estremecí y cerré los ojos entonces bajó su mano hasta mi sexo que volvía a estar caliente y húmedo por sus besos y caricias, separó los pliegues y comenzó a acariciarme como sólo un experto sabría hacerlo:



- Ya estás preparada para mí otra vez, eres tan ardiente....te deseo tanto....- Me dijo mirándome a los ojos con la voz rota por la pasión.

Noté como introducía en mí uno de sus dedos y al no sentir dolor pregunté:



- ¿Ya?....., no ha dolido tanto como esperaba.-

Ian no pudo evitar reír, aunque no por ello me hizo sentir mal, sabía que era inexperta y él tenía mucha paciencia para enseñarme, después me dijo sonriendo:



- No mi amor, aún sigues siendo virgen y yo todavía no he terminado contigo, sólo quería torturarte algo más de placer antes de tenerte completamente.-

Volvió a besarme y a abrazarme fuertemente, entonces cogió mis piernas para que las pusiese alrededor de su cintura y así estar más expuesta a él. Su pene comenzó a empujar en la entrada de mi sexo, yo veía en su cara el esfuerzo que hacía por contenerse y no entrar de un solo golpe, porque en ningún momento dejó de mirarme a los ojos, pude ver el deseo en ellos y su contención por ir despacio y no hacerme daño. Comenzó a entrar lentamente y sin dejar de mirarme a los ojos dijo entre jadeos:



- Aileen, eres tan estrecha.........-



- Lo...lo siento.- me disculpé con dificultad, pues mi mente en esos momento no estaba nada clara.



- No, no lo sientas amor, me encantas y te deseo…-

Entonces me besó y con una sola embestida me llenó por completo y con su beso ahogó mi grito. Yo me tensé y él no se movió. Cuando notó que mi primera impresión había pasado y no gritaría de dolor, se separó de mis labios y dijo:



- Lo siento, era la única forma, ahora relájate y siénteme dentro de ti, siente como tu cuerpo se amolda perfectamente al mío y somos una sola persona, una sola alma. Por fin eres mía, Aileen…. sólo mía.-

Me besó dulcemente y yo me relajé con sus palabras y sus besos, él notó el efecto que tenía y comenzó a moverse lentamente dentro de mí, entonces noté el calor de nuestros cuerpos unidos, de nuestros sexos rozándose y subió por todo mi cuerpo, le abracé fuertemente para sentirlo más dentro de mí. Era tan perfecto hacer el amor con él, era tan atento, tan dulce, tan pasional, tan experto…. comencé a jadear y a gemir de placer mientras él aumentaba el ritmo de sus embestidas y de nuevo llegué al clímax más asombroso que jamás pude imaginar. Realmente llegamos juntos, aunque en Ian sólo pude notarlo por un ronco gemido que salió de su garganta y sus espasmos. Mi primera vez fue realmente perfecta. Ian enterró su cara en mi cuello y aspiró mi aroma. Cuando nuestras pulsaciones se ralentizaron y los latidos de nuestros corazones volvieron a la normalidad me dijo:



- Ha sido realmente increíble, jamás me había sentido tan lleno y colmado, eres maravillosa Aileen. – Y me besó.

Salió de mí poco a poco sin dejar de besarme, se recostó en la cama y con su brazo me acercó a él, reposé mi cara y mi mano en su pecho y nos quedamos así, sin decir ni una sola palabra más, ninguno de los dos.

Había sido maravilloso, desde luego, pero sus últimas palabras me hicieron pensar, estaba claro que yo no había sido su única mujer, su experiencia lo demostraba, pero eso no era lo malo, ya que gracias a su experiencia mi primera vez había sido tan maravillosa y me había hecho disfrutar tanto, pero no me había dicho que me amaba, y no podía evitar preguntarme con cuántas mujeres habría estado antes de mí y si las habría tratado igual, ¿le habría dicho a Emily lo mismo que a mí?. Sé que no tenía derecho a preguntárselo, era el pasado, o eso esperaba yo, y no tenía porque estar celosa, pero no puede evitarlo y mi rostro reflejaba mis pensamientos y mi tristeza, ¿habría sido sólo un desahogo? ¿volvería a mí o ya que me había tenido buscaría a otra? No podía dejar de hacerme miles de preguntas, ¿significaría esto algo para él o yo era una más de su lista? No tenía valor para hablar de todo esto con él, al menos no de momento. Pronto nos quedamos dormidos y abrazados.

Ian se despertó al notar un pequeño movimiento de Aileen, estaba abrazándola desde atrás, su suave espalda contra su duro torso, perfectamente acoplados, con un brazo posesivo en su cintura, atrayéndola más a él como si tuviese miedo de que se escapara y le asombró estar duro de nuevo por ella.



¿cómo puede ser que ya desee estar dentro de ella otra vez? Debería haberme bastado, pensé que una vez que la tuviese este deseo se apagaría pero es más fuerte que yo, sólo su olor hace que me endurezca y sólo puedo pensar en volver a poseerla y sentir su cuerpo blando y cálido en el mío, su piel caliente contra la mía y oir sus gemidos mientras soy yo quien le da placer……¿qué me está pasando? Jamás me había pasado esto con nadie……¿qué significará?

Ian comenzó a acariciarme suavemente la cadera y a besarme el cuello, yo me desperté instantáneamente, me giré, le miré algo avergonzada y me tapé con las sábanas hasta el cuello.



- Buenos días, ¿qué tal has dormido? – me preguntó con una sonrisa en la cara.



Miré a la ventana, unos finos rayos de luz comenzaban a entrar entre las cortinas.

- Bien…. ¿ya es de día? –



- Apenas está amaneciendo, aún podemos quedarnos en la cama. – y se acercó para seguir besándome por el cuello.



Me aparté y le dije:

- Creo que…. es mejor que te vayas a tu cuarto…. – su sonrisa desapareció de golpe de la cara y yo me sentí la peor mujer del mundo.



- ¿Te arrepientes de lo que ocurrió anoche? –



¿Cómo iba a arrepentirme? Había sido la noche más maravillosa de mi vida, con el hombre más atractivo que jamás había visto pero…. ¿qué había significado para él?

- No…. No me arrepiento, pero entiéndeme Ian por favor, no me gustaría que te viesen salir de mi cuarto, ¿qué pensarían? Tú y yo no somos nada y además está Emily, no quiero ganármela de enemiga, ella….. ella te ama y si se enterase……- dejé la frase a medio terminar aunque esto era lo más difícil que había hecho nunca, en este momento estaba segura de que era lo mejor. Ian se apartó de mí y se levantó.



- Como quieras. – estaba completamente desnudo de espaldas a mí, como si no le importase y fuese lo más normal para él, no se avergonzaba de su desnudez, al contrario, parecía sentirse muy a gusto, yo admiré ese cuerpo, sus anchos hombros que se estrechaban en una perfecta cintura y un culo de infarto, ningún hombre debería estar tan pecaminosamente bueno, sólo podía babear por él. Se puso el kilt alrededor de las caderas y cogió la camisa y las botas, sin ponérselas y sin mirarme se dirigió hasta la puerta.



- Ian...... – se detuvo sin mirar atrás.- por favor no me guardes rencor y entiéndeme. -



- No te preocupes. – y dicho esto salió del cuarto y cerró la puerta tras él.

Que no me preocupase, pero su cara no decía lo mismo, ¿cómo actuaríamos cuando volviésemos a vernos esa mañana? ¿nos miraríamos, nos diríamos algo? Mi corazón sufría por todas las dudas que había en él y por lo que acababa de hacer, pero creía firmemente que era lo que tenía que hacer, sólo esperaba no haberme equivocado porque pensaba que si realmente sentía algo por mí y si realmente esa noche significaba algo para él, volvería a mí, intentaría convencerme y me demostraría que deseaba estar conmigo y quizás hasta que me amaba…. Si no luchaba por mí, es porque realmente no significaba nada para él, ni yo, ni esta noche que habíamos pasado juntos, sólo esperaba que no me rompiese el corazón y que lo que yo creía que sentía por mí fuese cierto y lo suficientemente fuerte como para enfrentar cualquier cosa y a cualquiera como Emily para poder estar conmigo. Ojalá no me equivocase, porque si no sufriría y mucho y mi corazón quedaría destrozado, lo último que quería era sufrir por un hombre.